(Óleo sobre acuarela)
Y es tan sencillo como comprender que no somos casualidad, si el alba y la nocturne se definen en nuestras voces en todo momento.
El tiempo, los pensamientos y los sueños son sui géneris e inherentes es decir, te quiero
inevitable.
Como saber que por más que naufrague en algún océano de este vasto planeta o me pierda en el
más pequeño de los desiertos,
no podré descifrar el profundo mar de tus secretos, ni los extensos terrenos de tu esencia.
El océano como el desierto son extensiones, lugares profundos e inmensos; es decir, te quiero
infinita.
Como saber perfectamente que una madre es capaz de dar la vida misma por sus hijos y que un
padre hará hasta lo imposible por verlos triunfar.
Los hijos son fruto de dos corazones, raíz del presente y cosecha del futuro; es decir, te quiero
vida.
Como saber que un final representa también un nuevo comienzo y que un nuevo comienzo traerá
consigo un nuevo final y así sucesivamente.
El ciclo del universo es estar en continuo renacer, es decir, te quiero eterna.
Y si , como por ahí dicen , nada es para siempre, entonces me armaré de valor y haré de la nada
mi amor por vos y así mi amor será nada en lo siempre, pero existirá.
Y la única prueba de ello será tu corazón incontenible, es decir, te quiero siempre.
Como comprender el acto reflejo de los recién nacidos.
Saber que lo primero que buscan es abrazar sin importar cómo, sin importar quién, ni dónde.
Ese movimiento prematuro es innato; es decir, te quiero natural.
Y por la lucha firme y diaria de tus sueños te quiero constante.
Y por la música que hace estremecer tu espíritu te quiero en movimiento.
Y por tu hambre y fervor al conocimiento te quiero culta.
Y porque sos poesía fluyendo por la literatura de la vida y de mi vida te quiero así.
19 de Agosto 2018
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