El hogar del recuerdo

 

El hogar del recuerdo

El hogar del recuerdo

Las lágrimas de Emily Gonzales no eran en fingidas. Nadie, en el sepulcro de sus padres, le creía el supuesto intenso dolor que ella sufría. La única hija, y por lo tanto, la heredera al patrimonio de sus padres era ella, el problema que hallaban los demás parientes de los Gonzales era su adopción. Poco antes del fallecimiento de sus padres adoptivos, Emily había regresado de su viaje de estudios con motivo de urgencia, pue se habia enterado por noticias de sus primos que sus padres estaban enfermos.

Ella, por supuesto, no lo dudó y emprendió vuelo al día siguiente. Llegó con toda la preocupación del mundo, pero al llegar a casa todo había cambiado, aunque eso no lo notó en su primera impresión por la preocupación que sentía. Subió al segundo piso y ahí estaban sus padres recostados conversando con el doctor de cabecera. Luego de muchas preguntas y sustos, Emily se enteró que sus padres habían desarrollado cancer y que ya era demasiado tarde para iniciar un proceso de recuperación. Fue la noticia más insólita y casi inverosímil en toda su vida, además de dolorosa. Tres meses, repitió el doctor antes de irse, tres meses de vida, y sentenció : Disfruten todo lo que puedan, se ve que se aman mucho, lo siento.Solo despúes de despedir al doctor, Emily sufrió una invasión de memorias de golpes. La puerta no era su puerta, no tenía sus marcas; su habitación dejó su esencia; el patio se tornó más oscuro; solo el mural que había pintado en honor a la amor que había conseguido se mantenía casi intacto, Lo tocó suavemente, recordó sus colores y súbitamente otras memorias volvieron a inundarla, pero no se dejó llevar y regresó en sí.Les dijo a sus padre que no regresaría para estudiar y que verá la forma de completar su carrera, que eso era lo de menos. 

Así, pasó el tiempo hasta que se cumplieron los tres meses. Felizmente sus padres no sufrieron, fallecieron mientras dormían un día de octubre. Durante ese tiempo,vinieron a la casa muchos familiares a despedirse y perdonarse con los papás de Emily. Aunque no todos llegaron con el mismo sentir. El hermano mayor de los Gonzáles, Adrián Gonzáles, nunca se llevó bien con sus otros hermanos, justamente por ser el primogénito recibió la mayor cantidad de herencias. A diferencia de él, sus hermanos tuvieron que descubrir que significaba el éxito con el sudor de su esfuerzo. Esta vez, venía a despedirse de su hermano, sí, pero también venía con el objetivo de redireccionar los patrimonios de su legitimo hermano después de su muerte. Su corazón es negro, repetía en mente Emily cada vez que se encontraban, además de los desprecios corpóreos que siempre eran mutuos. Adrián dejó claro sus intereses, vino a por la posesión absoluta de todos los bienes de su hermano bajo el argumento de que solo la línea sanguínea podría ser heredera. Emily que nunca quiso nada más que compartir más tiempo que sus padres, no peleó por nada, solo quería quedarse con  la casa donde había crecido en su adolescencia y además, no podía dejar los últimos días con sus papás en las vivencias de alguien más. Así que durante tres años estuvo luchando legalmente con su tío por quedarse con la casa hasta que al fin ganó la disputa. Se quedó en esa casa hasta sentir la paz de sus padres en su interior, hasta recordar su infancia en las paredes y en ese techo infinito. Esa casa ahora se convertía en el nuevo recuerdo y lo dejó intacto, nunca la modificó, así cómo se quedó cuando sus padres fallecieron, hasta que conoció la muerte en esa misma casa. 


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Hijos pródigos

Hijos pródigos

Hijos pródigos 

Cuando Esteban llegó al aeropuerto, comenzó a recordar los años que vivió en su tierra. El solo hecho de regresar al pueblo donde había crecido lo invadió de una manera que no se lo esperaba. Sabía que llegaría unas horas después de lo acordado, así que esperaba que su hermano, que lo iba a recoger, no se haya cansado de esperarlo. Lo encontró con una tazita de café, ni bien vio a Ricardo se detuvo un momento, sonrió profundamente y fue directo a abrazarlo, después de todo, venían siendo ocho años ya desde que su hermanito menor, Esteban, se fue al extranjero. 

Fueron ocho largos años, dijo Ricardo, acentuando la distancia del tiempo fuera de la familia y poca comunicación. Esteban comenzó a narrarle todo sus incidentes, sus primeros años en otro país y sobretodo lo difícil que fue para él. No sabía como empezar, hermanito mío, felizmente tuve mucha suerte, cometó Estaban. Subieron al carro de Ricardo y este le tendio el brazo diciéndole: “me da gusto que hayas vuelto, hermano, mamá está muy emocionada por verte”. Mientras viajaban Esteban fue recordando aún más los años que vivió en el pueblo, y se acordó de aquel lugar donde solía jugar con su hermano. Le preguntó a su hermano si podían ir un momento, antes de llegar a casa, además por ahí quedaba un mercado central al cual podían comprar cosas y llevar a la casa, para no llegar a las manos vacías.

Recuerdas este lugar, hermano, aquí solíamos jugar todo el día, dijo Ricardo. Sí, aquí solíamos venir cuando mamá nos daba permiso. En ese momento, se rieron cómo dos niños, Ricardo vio cómo Esteban se reía con las manos juntadas en la barriga, siempre se reía de esa forma. ¿Aún te ríes de esa manera tan graciosa, Esteban? Sí, ese golpe que me diste una vez se te quedó grabado para siempre alguna vez, respondió limpiándose los ojos de las lágrima por la risa. Esteban tenía la costumbre de burlarse por como hablaba Ricardo, él tenía una pronunciación rara, hablaba como si las letras “s” se juntaron con la sílaba para sonar más fuerte. Eso hacía que Esteban siempre se búrlase de él, así que un día de tan fantidioso que se había vuelto Ricardo le propinó un golpe fuerte en la barriga, tan duro fue ese golpe que no dejó de tocarse la barriga en todo el día y desde ahí el en inconsciente se le quedó grabado en ese momento. Te acuerdas también dijo Ricardo, que mamá nos venía a buscar porque nos perdíamos.Eran buenos tiempos dijo Esteban, mamá, venía enojadísima con el chicote directo a pegarnos. Siempre era por tu culpa, Ricardo, tú y tus manías de irte sin pedir permiso. Ja, Ja, Ja, se rió Ricardo, ah, y tú que no te quedas atrás, porque que yo recuerde eras tú el de las ideas. Y así estuvieron echándose muchos recuerdos de culpas buenas, culpas por sus acciones de niños en buena onda. Sin querer habían pasado un par de horas conversando y recordando momentos de su infancia. Luego fueron a comprar al mercado para llevarle cosas a mamá. Esteban aún recordaba las cositas favoritas de su madre, Ricardo se dio cuenta de eso rápidamente y supo que su hermano nunca se había olvidado de ellos.  Su mamá al verlos llegar lloró lágrimas de felicidad y dijo : “al fin seremos los tres de nuevo”. 


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El viaje


El viaje

El viaje 

Tierra a la vista a lo lejos
llevo conmigo pequeños retazos de tus recuerdos
en ellos me veo diáfano
ojos eternos, quimeras del sueño
Siento el aroma de tus cabellos
el mismo sentimiento me consume
aunque pase el tiempo
sé que es profundo e interno
único e intenso
cómo si estuviese cruzando el inferno

Pronto recupero el aliento, 
busco redimirme 
voy escuchando tu viento
No te desmayes antes de despedirme
Me muerdo los labios enfermos
rezo para que no sientas el peso
de mi ausencia, ni de mis besos
Sé que es difícil la distancia
sigo el firmamento
pensando en las horas que me consumen con ansias
por verte
Atenea, deja de esconderte
que si no vuelvo a tiempo solo me queda la muerte
Noches de luna llena, trampas ajenas
Mí Ítaca a una distancia muy lejana y compleja
la soledad no me deja, me tiene a tientas
mi coraje a los pecados se enfrenta
perdóname la afrenta, no lo tengas en cuenta


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El milagro y la luz


El milagro y la luz

 El milagro y la luz

La mañana del 22 de septiembre, desperté del coma. No recuerdo como sucedió todo exactamente. La última escena que tengo en la mente es la sonrisa de mi esposa y mis dos hijas viajando hacia la provincia más cercana de la región. Luego, todo fue muy confuso y todo se apagó. Los doctores se sorprendieron al verme despertar, ya no tenían muchas esperanzas conmigo, no desde que me informaron que mi esposa también había estado en coma; solo que ella había despertado 4 años antes que yo. Cuando desperté nadie estuvo a mi lado, solo una enfermera que justo estuvo ahí para notar mis primeros movimientos, ella ya me conocía, pues mi esposa venía y se quedaba conversando con ella; se hicieron muy amigas después de todo. Al principio fue muy difícil para mí: recobrar los movimientos, volver a comer, el sueño se me complicaba y otras cuestiones más que ahora ya he superado. Emilia, así se llamaba la enfermera, ella me contó todo lo que había pasado. Resulta que en el accidente 10 personas fallecieron, y 13 resultados heridas gravemente, me dijo esto mientras me enseñaba el recorte periodístico, entre los heridos estaba mi familia. Felizmente, mis dos hijas pudieron recuperarse luego de una operación y despúes de una semanas se recuperaron por completo, eso me alivió el corazón, me trajo a la vida de nuevo. Luego, me dijo que mi esposa había despertado en agosto del 2006, que luego de su recuperación estuvo viniendo durante un año completo a ver si yo daba señales de vida, pero finalmente desistió, ella pensaba que nunca despertarías. Aunque se sintió rendida, nunca fue una opación para ella desconectarte. Emilia continúo diciéndome que mis hijas pasaron a custodia del familiar más cercano, y se fueron a vivir con mi madre en la capital, no era de esperarse que mi esposa se hubiera ido a vivir con ellas, así que nadie más venía a verme, puesto que mi madre era mayor de edad y la familia de Marianne vive en otro país. Cuando desperté los médicos llamaron a Marianne para darle la noticia, y por supuesto que estuvo alegre, pero la situación había cambiado. Ella estaba ya comprometida en otra relación. Y creo que no puedo jugarla, pues los médicos nunca le daba esperanzas, el hecho de que yo despertara resulto ser un milagro, en realidad del coma nunca que sabe. No me molesté con ella, le agradecí que haya cuidado bien a nuestras hijas y que en adelante estaría ahí para ellas también. La que siempre estuvo ahí para mí fue Emilia, ella se sentía identificada conmigo porque le sucedió exactamente lo mismo, solo que su coma era de una semana y cuando despertó no quiso que le avisaran a su pareja, un día ella llamó al amor de su vida y cuando atendieron escuchó su voz, era él, su pareja, pero se escuchó la voz de una mujer, comprendió que ya estaba con otra mujer, cortó rápido, aunque se sintió dolida le hizo bien saber que él si estaba bien después del accidente que tuvieron. Por ello. emilia sentía una empatía inmensa por mí. Ella fue luz en ese momento y lo sigue siendo. 


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Sombras

Sombras

 Sombras.

Sé que al escribirte esto voy a liberarme de mis infiernos, detalle que algún día sucederá pero que en el fondo no quiero. Casi todos me dicen que me parezco a vos, que tengo tus gestos, tu forma de caminar, tu mirada pálida y yo, yo no termino de verme al verte. Sé que esperas mucho más de mí, no sé, tal vez una llamada o una visita inesperada, un abrazo inoportuno, una frase corta pero cariñosa, en pocas palabras: afecto. Pero tendrás que disculparme, creéme que para mí no es fácil porque no puedo pronunciarte, no me nace lo que nunca sembraste.

¿Qué me habrás hecho? o ¿Qué estarás pagando? ¿Seré tu karma? Ya no me pregunto, porque he olvidado las respuestas. Hace dieciocho años exactamente, sí, hace bastante tiempo que hice de tu ausencia un vacío único. Uno en el que convivo contigo y sigo siendo el niño que se emociona al verte, porque mágicamente tu imagen aparece de golpe y un abrazo suele calmar el conflicto emocional. Mientras te escribo pienso si realmente seré tu hijo. ¿Te quedan dudas? Porque no me explico, padre, porque con el tiempo nunca te quise como quisiste. Seguramente a estas alturas de la vida no te sorprende, o bueno sí, en parte si es que te sientes decepcionado de mí. Lo que sí quiero confesarte que nunca te quise demasiado. 

Por muy fuerte que sea debo escribirlo sin tantos agobios, ya que no lo leerás. Claro que te respeto, que ser siente una sensación por vos, pequeña, ingenua, tierna. ¿Es la distancia? no lo sé exactamente, sabes, nunca me sentí recibido en tu ciudad, eran los días más largos y las noches más profundas cuando vivía en tu casa. En ese hogar cuyas tardes eran silenciosas mientras todos dormían y el patio solía llamar mi atención, una alfombra rota, unas maderas y el aserrín que me era familiar, todo eso apagaban mis ratitos de soledad. ¿La separación? tampoco sé, no he visto a mi madre sufrir tu despedida, nunca la vi llorar, jamás la vi lamentarse por el efecto, de hecho fue todo lo contrario, tal vez eso también me hizo fuerte en parte, pero algo es innegable y déjame decirte, padre, que ya con seis años había aprendido a caminar sin tu mano. Por supuesto que me he caído muchas veces, me he frustrado en mi silencio, me he decepcionado de mí incluso cuando lograba pequeñas cosas, nunca fue suficiente para vos mis honores. ¿Seré yo la razón? ¿Cómo si fuera yo el causante de mi propio vacío? Quizás sí, aunque me duele escribirlo y aceptarlo. Las razones las he escuchado, los motivos los he sentido, las vivencias las he olvidado, de hecho de las muchas veces que nos hemos visto, de las muchas situaciones que compartimos solo recuerdo una en especial. Y fue aquella vez en la que al parecer llegué a tus ojos por primera vez, luego de mucho tiempo fuera de tu radar, que ingresé a la universidad y sentí cómo el orgullo de tu apellido te hacía sonreir y sentirte vivo, pero esto solo por señalarte un motivo, cómo si te debiera la felicidad. ¿La otra familia? Para nada, papá, a mis hermanos los quiero mucho, aunque la comunicación que tengamos sea escaza. Mi tiempo con ellos fue cortísimo pero suficiente cómo para escribirles y saber qué responderán gustosamente, Pienso en ellos, aunque no hablemos. De mi madrastra, tampoco, a ella también le guardo respeto, creo que nunca hizo algo para obtener el vacío, y me refiero al vacío en el que estoy y estás. Y si por casualidades del destino lograrás leer esto, seguramente andaré por ahí sintiéndote despacito, como la sombra de otra sombra que en algún momento se hará responsable de todo el silencio que vivimos. 


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Retrato escrito

 

Retrato escrito


Retrato por escrito.

Latido nublado, corazón libertario
El firmamento cayendo a pedazos sobre mis manos
La mía tormenta se ha llevado tus pasos
Tu recuerdo es una afrenta en el ocaso
No pienso beber con ella de su vino puesto que tiene roto el vaso

He diluviado de mis ojos tu veneno diáfano
y de mi pecho la silueta que dejó tu mano
Me escribí una carta de reclamo con el amparo del tiempo
y por momentos lo recito en vano, aunque no en vano recito momentos

Odisea interna, el último viaje sin retorno
He profanado el fondo más profundo del faro del odio
Sin más tinta en el folio solo llegué a dibujar tus huesos
Sin más tinta en el alma quise dibujar tus últimos besos

El lobo solitario dans la forêt 
ha sobrevivido a tu desierto con tanta sed
L’amour est bien plus fort que nous, le temps a passé
Yo solo estoy caminando sur la nuit et la mer 
la mort est claire, me lo ha susurrado mi fe
Eclipse lunar en la habitación de mi ser
Le destin qui m’appelle a commencé a parler
Si hay un infierno no lo he de saber, déjate ver
Está empezando a llover y yo aún sin escribir 

Autor 
Alejandro Godinez

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