El origen de la nocturne

El origen de la nocturne

El origen de la nocturne
es una obra de arte original realizada por el artista italiano Adriano Bernetti da Vila en 2018.


 I

"Noches ausentes de ti"-suspiró Román, antes de observar la espiral en el reflejo de su sombra en medio de su mar infinito. Él sabía perfectamente que no podía seguir friccionando con el dolor, tenía que dejarse llevar y por lo tanto liberarse de los recuerdos. Pero como todo acto de amor que exige mínimamente un sacrificio, él que olvida es el que más sufre, escribió su nombre en su pecho, cerró los ojos y comenzó a hundirse.


Luz de luna llena sobre un sacrificio inerte
pétalos de rosa que se queman al tenerte
brotan sobre mi mano las raíces de tu vientre
conozco el destino de los ojos que no pueden verse
mueren por dentro, suelen quererse
conocieron el refugio del amor hasta perderse
saben que significa quemarse hasta envolverse
ils ont écrit ses nom dans ses peaux
sin arrepentirse


II

Mientras descendía intentaba recordar el primer beso que se dieron en aquella tarde lluviosa. Sintió que un último beso sería el remedio final, un venenoso beso inerte de despedida mientras las respiraciones se confunden para romper el idilio. Una última pero apasionada presión. De pronto, observó, por efecto de la luz, la sombría imagen de su amada y comenzó a seguirla. Llevaba un vestido oscuro y una flor negra en la cabeza. Conforme se acercaba la luz perdía intensidad, Román gritaba su nombre pero no respondía, se miraban fijamente pero era como si ella no lo reconociera. Él la miraba con anhelo y cuando intentó tocarla se desvaneció. 


Bésame, quítame este pésame
sobre tu lecho vélame,
en el recinto de tu cuore, espérame
el hijo de la pléyade se ha perdido en tu hélade
Perséfone, en tus ojos recuérdame,
s'il te plait
Sobre mis besos pronto sécate
que está lloviendo bajo el árbol de mis frutos,
muérdeme
ton silence est mon silence,
en mis sueños revélate
Amor eterno al oscurecer


III

Finalmente Román se hundió en lo profundo de su mar arrastrado por los recuerdos. Se dio cuenta que poco a poco perdía la luz de sus ojos hasta que se quedó ciego. Por un momento se desesperó de la oscuridad total, pero no iba a dejar que el miedo lo consumiera. Intentó tocarse los ojos, y estos habían desaparecido. Comprendió entonces que la ceguera continuaría hasta que aceptara la nocturne y más que querer tenerla, debía sentirla. Mientras seguía descendiendo perdió el sentido de la orientación, fue en ese entonces cuando los recuerdos comenzaron a asediarlo: tardes, besos, lluvia, palabras, fuego, rechazo, silencio y tú. El compás de sus latidos poco a poco comenzaron a acelerarse y de golpe se detuvieron.  


Vacío profundo, miedo inconmensurable
preso en la quimera de poder tocarte
como antes
Te estoy buscando como Dante
viviendo el dolor constante
Avec mon âme en la cruzada para rescartarte
insurrección en plena tarde cuando cielo arde
llévame, Ades, para curarme los pecados restantes
Cierro los ojos, quiero sentir tu semblante
imagino que nos pasaría si vuelvo a besarte
Aún no regreso del infierno mientras Roma arde
sus latidos serán exigidos por falta de sangre
murió el cobarde, murió el cobarde
hace falta más que tiempo para limpiar el desastre


IV

Poco a poco fue descendiendo sin oponer resistencia. Cuando sintió que tocó suelo supo que se hallaba en el principio de la espiral. Sabía de por sí que el viaje iba a ser largo, tal vez eterno. Así que dudó antes de empezar el recorrido pero era continuar y volver a la ceguera infinita o sacrificarse a pesar de lo que encuentre. Apenas dio el primer paso, una aurora envolvió e iluminó todo el lugar, observó entonces que la espiral tenía exactamente seis vueltas completas, pero más allá no logró divisar nada. Mientras descendía por la espiral, observó un espejo en medio del camino, pero lo ignoró y siguió su camino. Nunca se cuestionó el por qué de ese espejo, hasta que se cayó en cuenta que la espiral era un círculo cerrado, pero sí observaba la espiral sacando la cabeza dicha diagonal para descender existía. ¿Entonces por qué no puedo descender? -se preguntó Román. Llegó al espejo y se observó detenidamente, de pronto apareció viviendo un recuerdo. 


Sé que tus ojos no pueden guiarme en la espiral
Me invaden momentos de cristal, diluvio abismal
abro mi corazón por la puerta de atrás, oscuro manantial
Origen del conflicto, huellas del final
Mientras desciendo me ilumina el espectro boreal
en dehors de notre lune avance junto al litoral
tu imagen viene y va, máximo caudal
escucho a lo lejos tu voz, fondo musical
Veneno angelical, de tu labio el recital
la presión del corazón que inicia el ritual
Mi piel uniéndose en tu piel, contacto carnal
después de todo no soy tu escritor, femme fatal


V

Luego del inevitable recuerdo, el más profundo, la sensación de vértigo lo invadió dejándolo desorientado. Román no se dejó vencer, tenía que ser fuerte si quería llegar al final de la espiral. Aunque en su interior renegara sin estupor por la manera inevitable en que su diestra escribiera y escribiera pensando en ella, tenía que tener un espíritu inmarcesible. Cuando logró recuperarse del vértigo decidió seguir caminando, sabiéndose en círculos, continuó siguiendo sus propias huellas hasta que presenció a Perséfone. Tenía la extraña sensación de acercarse cada vez más a ella, y cuando sintió que por fin podría tocarla cayó en cuenta de que solo era una sombra y al intentar abrazarla se desvaneció. Sin darse cuenta, Román había llegado a la mitad del espiral. 


Víctima del vértigo al ver tu sombra en frente de mi sombra
consumido por el frío y el odio que arropa
el maquiavélico amor que ahora no nos nombra
sabe de las confesiones que se ahogaron en tu boca
palabras sordas, promesas rotas
Son sentimientos que no están fluyendo pero desembocan
En el mío mar abierto desembocan
se traducen en coplas o en disparos a quemarropa
No voy ocultar que mi deseo es beber de tu copa
y comprobar si es que mi labio desangra en tu boca
con las mismas gotas te escribiré una nota
que indique que caminé hacia vos con todo tu mundo en contra


VI 

De esa desilusión, de la sombra desvanecida nació un azulejo que inmediatamente hizo un espiral con sus alas y se posó en el hombro de Román, ahí comenzó a entonar una melodía oscura que penetró en sus sentidos e hizo que se desmayara, como si de un somnífero se tratara. Se halló en el prado de sus recuerdos, en el horizonte aún se podía visualizar el césped y el viento acariciaba sus mejillas. Perséfone le tendió la mano, le pidió levantarse y acompañarla hacia el peñasco. Mientras caminaban sobre sus manos se tejía un lazo de sangre que subía por sus brazos y se entrelazan en sus pechos. Los dos se miraron, implícitamente supieron que debían saltar, segundo después ella lo miraba desde arriba. El lazo se rompió. 


A la distancia, una tormenta que escampa
En el epicentro del ego un azulejo me canta
Una melodía grisácea con notas altas
Su eco es conocido en mi garganta
Recito calma, otro recuerdo que me asalta
evito caer en su delirio, en su palma
la sensación de pérdida que se decanta
por dejarme en el inferno de ilusiones que amargan
Aprendí a vivir sin vos, pero me haces falta
la paradoja del amor en tus ojos resalta
Estoy cayendo en el abismo pero vos  no saltas
El único testigo y autor de mi muerte santa
Soy yo 


VII 

Al despertar, Román vio al azulejo alejarse a lo lejos,  aún cantando, junto con Perséfone. La ve desaparecer entre la neblina, hasta que de pronto desde el final del espiral empezó a destellar una luz y todo volvió a iluminarse. Román se dio cuenta entonces que la espiral era en realidad un torbellino de momentos o para ser más preciso uno de recuerdos. Mientras reflexionaba no se percató que la luz comenzó a ocupar todo el espacio hasta que el contexto se convirtió en una estación de tren. De alguna forma Román conocía esta sensación y subió al tren que estaba esperando por él para continuar su recorrido, aunque ignoraba por completo que Perséfone se encontraba adentro. 


Cánticos lejanos, neblina insurrecta
miradas que se encuentran en la posición perfecta
tu cuerpo y mi cuerpo alineados en el eclipse lunar de la espiral que nos conecta
Se abre paso en ella una luz que destella tus recuerdos más sublimes
No soy ajeno a la estación, ninguno de ellos me redime
Quizás no haya tiempo que estime
para alcanzar el nirvana del autor del crimen
Una última vez entre nosotros que en mi corazón se imprime
La distancia no me oprime
En este viaje no me subestimes
No dejaré que ningún recuerdo tu presencia me escatime
No dejaré que se aproximen.


VIII

Luego de subir al tren, Román se quedó meditando mientras los recuerdos iban pasando. Hasta que vio salir a Perséfone y dejó que bajara sin más contratiempos, cerró los ojos y lanzó un último suspiro, de pronto el tren llegó a la última estación, era el final de la espiral.  Al final, se asombró por la tranquilidad que había encontrado, quizás no volvería a ver una habitación tan tranquila como la que habitaba en dicho final. Poco a poco la habitación comenzó a inundarse hasta que pudo salir a flote y visualizar su mar infinito, esta vez mucho más infinito que antes y la luna brillaba con más intensidad. 


IX

Noches siempre de ti,
ahora que tu recuerdo vive
insoslayable como el aire
cómo casi todo lo que mi diestra te escribe
o escribía
De la luna a sol
o del amor a la melancolía
Con el tiempo nacerá una nueva poesía
con el tiempo nacerán nuevos momentos
No te precipites
que el futuro no admite resquemores
ni temores del pasado
ni un pasado de amores. 

28/06/2022
Joven Román



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Nacidos

Nacidos

Nacidos

Soy una ave nocturna surcando un sueño sombrío
sobrevolando sobre paraísos perdidos
buscando tu mirada etérea en el mar del gentío
entre las plazas y bosques tuyos, el recordaris mío

Inconfundible verso tu son con el mío
cómo la frescura del rocío, el mar y su bravío
Con la piedad de lo real destruí el navío
¿En qué parte de tu espíritu se esconde lo prohibido?

Tu piel, aceite de olivo, desborda mis sentidos
En el delirio vivido coincido y sobrevivo
No soy el mismo ser desde que avizoré tu río
Equilibrado en medio de tu desvarío 

Rozar tus labios ansío, de tus ojos me guío
tacto intuitivo, susurro atractivo, pacto impío hasta el hastío
Habitantes originales en nuestro señorío
donde se sueña con fuego nocivo, 

Crucifixión en frío
cazadores furtivos en vilo
amantes fugitivos del dolor altivo
Decididos a ser el olvido anhelado y querido
Nacidos para desvendar el corazón partido

Alejandro Godinez 
25/05/2022
Derechos reservados ©


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Para siempre

Para siempre 

Para siempre

Se despierta el miocardio
en un atardecer palmario

Están lloviendo amores en el patio
Yo sentado observando de lejos,
totalmente descalzo
ya que mis pies conocen tu camino

No deseo recitar si no lo siento
Tampoco escribirte frases que puedas desechar al viento
En detrimento de la poesía no es mi verso
No existe musa que valga la pena o el tiempo
y ya que hablamos de tiempo
quisiera saber cuanto te cuesta recordarme un momento

Una noche cálida en un templo
podría ser el principio del resumen del cuento
o quién sabe
tal vez la novela más larga de estos tiempos
y cómo no, lo lamento, enserio lo lamento
por hacerte testigo fehaciente de lo sempiterno
amor efímero es eterno

No obstante, esta velada no es para remordimientos
Ni para ser condescendientes
Solo mírame frente
quiero decirte que deseo navegar por tus labios y por tu vientre
observarnos de cerca y saber que se siente
que inventemos un para siempre

Aunque sea en el intento, que inventemos un para siempre
aunque sea en lo vivido, que inventemos un para siempre
aunque sea en lo olvidado, lo prohibido
lo querido y lo amado
pero un para siempre.

Alejandro Godinez
Derechos reservados ©
28/04/2022

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Vuelvo aquí

 Mucho tiempo después de haber viajado hacia el futuro, Agustín decidió regresar a su humilde pasado. Tuvo suficientes presentimientos para poder volver, muchos de los cuales iban tocando en las fibras más internas de su ser, hasta que por fin, no lo pensó más y organizó todo para tomar un descanso en el trabajo. 

Vuelvo aquí

En el camino su conciencia lo torturaba un poco, en estos últimos meses no había llamado tanto cómo otras veces, no había escrito ningún recado, nada que permitiera saber el estado de su familia. ¿Mis padres estarán bien? ¿Mis hermanos tendrán problemas económicos?¿Mis sobrinos estarán estudiando? mientras reflexionaba en su ocupado tiempo para preocuparse, recordó que su hermano menor, lo había llamado un par de veces, pero él no pudo responder, se dijo asimismo que le devolvería la llamada pero nunca lo hizo. Eso último lo llenó más de pena y …. A lo lejos, pudo divisar el pueblo en el que vivía hasta en su juventud. Las placitas habían cambiado un poco, pero reconoció su hogar, aún permanecía tal como la recordaba. 

Llegó a la puerta de su casa y tocó de tal forma que su familia pudiera reconocer el sonido.

-Como no reconocer ese sonido -dijo su hermano Fernando, el mayor de todos. 

Agustín, fue bien recibido por su familia. Su madre estaba cocinando tranquilamente, su padre se hallaba cosechando algunos frutos, algunos de sus hermanos se habían ido a la ciudad por unos encargos, así que se dio cuenta que estaba errado en sus presentimientos. Su madre lo invitó a su cuarto, para conversar un poco, aunque por supuesto no era el mismo cuarto, sus cosas aún se mantenían intactas. Ella sacó de debajo de la cama un cofre, entre los cuales había un cuaderno de Agustín. Y dentro de ese cuaderno se encontraba una carta de puño y letra de él mismo, escrita hace 14 años atrás que iniciaba con la frase: vuelve aquí cuando presientas que el amor  no es suficiente. 

Alejandro Godinez
Derechos reservados ©
07/05/2022

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Acupuntura en los dedos

El primer verso recitado en la historia
                               definitivamente tuvo que ser un beso


Acupuntura en los dedos


De nocturno

Un sabueso enfermo mordiendo el recuerdo de tu cuerpo
Para no olvidar el olor del dolor y el trágico desierto
mágico veneno, clásico terreno en el que no me encuentro
imágenes en un diluvio inferno

De lo oculto

El principal testigo de los claroscuros,
el parque de los sentimientos difuntos y uno
se visitan en el destino, tal vez en ninguno
nadie escribió sobre nosotros o no se supo

De lo virgen y lo inmaterial

Del crimen que significa no amar
y ser agua de manantial
corazones de cristal, el presente del final
el último tren del terminal arrancó sin mí.  

Joven Román
01/04/2022
Lima, Perú
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Alguna vez no será hoy


Alguna vez no será hoy (Guayaquil y Lima)

Alguna vez no será hoy (Guayaquil y Lima)

Alguna vez el alba iluminaba con el color de tus ojos, alguna vez Esos ojos inquietos que esconden la dulzura del corazón en el telón de la noche, 
Esos ojos que me susurran el secreto de tu alma,
un vesubio en medio del diluvio

No hacen falta las palabras  cuando se dice todo con la mirada.
Nunca es suficiente demostrar cariño a quien se ama Es como si pidieras que el sol dejará de brillar en las mañanas

Es como si pidieras  que el fuego no quemara
o que mi corazón no latiera Y el día que deje de latir
será cuando no estés junto a mí

Serían innumerables las metáforas

millones de poemas te lloverían

mis versos no dejarían de acosarte por las madrugadas
Como si las antorchas del cielo que bailan en tus labios no quisieran dejar mis labios cuando nos besamos

Devolviéronme el silencio de tu cuerpo, de tu esencia

Ese silencio que embriaga aquella esencia que me roba la calma

Esa esencia tan tuya, como escribireron otros poetas

Poetas que mostraron el camino de como llegar al corazón
Alguna vez el alba iluminaba con el color de tus ojos, no será hoy Escrito Liz Rodriguez (Ecuador) Alejandro Godinez (Perú) 23/03/2022


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Otra velada

 


Otra velada 

Un tintero viejo, una sonata escondida
dos vidas más para amortiguar la caída
dos textos más para comprender esta huida
un idílico verso de mi boca prohibida

Las palabras llueven, mi cuarto inundado
El pequeño plebeyo del palacio grisáceo ha llegado
Se observa a través de mí con los ojos cerrados
contemplando los recuerdos de un remoto pasado

Pregunto:¿Quién es mi abogado en esta historia?
Me acusan de querer ser yo y de escribir en nombre de la victoria
Derrota tras derrota, frase sustitutoria
Soy más de lo que sueño, real declaratoria

Vínculos abiertos, aún abiertos ¿no? Responde
No tienes por qué juzgarme de esa manera
No soy yo el que se esconde
Vos bien sabes cuanto he escrito y cuanto he recitado
¿Quieres navegar en mi vesubio?
Visítame cada noche

Pregunta: ¿Quién te está esperando detrás de tus ventanas?
La misma niña que me quiso desde la mañana
tengo sus ojos en mis ojos, y su voz tocada
mis madrugadas la conocen
de su fuego no se apartan

Un tintero viejo, una velada se olvida
dos vidas más para sangrar esta herida
dos poemas más para que mi luz perciba
un idílico verso de mis noches prohibidas

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Image - Alejandro Godinez



Hoy que el grafito te reclama vuelve a mí tu imagen
y un majestuoso verso nace
como en un cuadro de Monet, 
dibujo el paisaje de tus ojos
y el coraje de tu voz, 
un homenaje a tu folklore
un recital en espiral
en el jardín de los ruiseñores
lluvia entre las flores
Un pequeño gesto de luna seduciendo a los albores
Un sempiterno baile entre amantes y soñadores
¿Quisiera vuestra alma unirse a la mía en esta  última pieza sin canciones?
Y liberamos las pasiones
como aquellos que descubren
en un día lúgubre de octubre
un amor que al unísono sentir  los redescubre
Un pedazo de cielo en mi tierra, eres
un ángel que al fuego se aferra, soy
solo, un romántico del siglo diecisiete
tratando de encontrarte
bajo la luz del plenilunio
Un sueño tras el humo
y una madrugada hambrienta
la belleza del destino
y el dolor del infortunio nos afrenta
las horas no se lamentan
mi boca no se lamenta
entre más te pienso,
más me tientan los tinteros
tres o cuatro cartas en la mesa
un poema y un te quiero
veo con detalle el cenicero.

Hoy que el grafito te reclama vuelve a mí tu imagen
y un majestuoso verso muere.

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